Es curioso, en la carrera nunca escuché hablar de estos papeles, y nunca sospeché que entre las múltiples habilidades que engloba la palabra maestro ( animador, educador, actor, papá, psicólogo, guía turístico, acompañante, traductor, ponente, psiquiatra, diseñador,estudiante, formador, dibujante, escritor,...) también estaba oculta la de... ADMINISTRATIVO.
He de confesar que en esta última habilidad flaqueo, me resulta tediosa y por esta razón la voy dejando para un eterno después, lo que ocasiona que su realización sea más laboriosa si cabe, cada año me propongo mejorar en este aspecto, ser más organizado en mis papeles, y compro con ilusión agendas, portafolios,... que al final se quedan a medio escribir o a medio completar, hasta que las renovadas fuerzas de un curso nuevo me hacen volver a comprar todo lo que necesito para ser el perfecto administrador que nunca soy.
Si, ya sé, debo organizar mi tiempo mejor, ser más cuadriculado en mi vida y no dejar dichos papeles para más tarde, acariciar al niño que ha sido agredido con la izquierda, amedrentar al agresor con la mirada y rellenar el parte con la derecha y una vez finalizado adjuntar un papelito para que en reprografía me hagan una copia para los padres, otra para el equipo directivo y otra para mi, para poder a su vez meter el parte en SÉNECA.
No dudo de que todos estos tramites sean necesarios para como dice mi director, "curarnos en salud" pero tristemente he observado que la burocracia anula gran parte de mi creatividad, llena mi mente de fechas, preocupaciones y estrés, no dejando que entren las buenas ideas, la empatía con mis alumnos, las ganas de perder la tarde con la ilusión de sorprenderlos. Y es que al final, uno sabe que no le llamarán al orden ni le molestarán en sus vacaciones por que no haya motivado a sus alumnos durante el curso, o por que una día no se preparara las clases; pero si por no entregar un acta.
Recuerdo que de pequeño soñaba con ser un cantante famoso con muchos fans y que firmaba miles de autógrafos, ahora sé que no supe interpretar bien mi sueño y que en realidad no cantaba, sino que daba clases, que no eran fans que se agarraban a mi ropa desesperados por tocarme, sino alumnos que unas veces me llaman maestra, otras papá, pero casi siempre tirándome de la ropa y tristemente aquellos miles de autógrafos no son más que firmas y más firmas de miles de documentos.
